En un bol, añade los muslos de pollo, el ajo rallado, el jengibre, la salsa de soja y la miel, y mezcla bien para marinar la carne.

Calienta el aceite de sésamo en una sartén y coloca los trozos de pollo en un solo nivel para saltearlos a fuego medio.

Una vez que todos los trozos tengan un color dorado uniforme, reduce el fuego y cocina a fuego lento hasta que la textura se vuelva más espesa.